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miércoles, 26 de octubre de 2011

A qué hemos llegado

No pretendo ser racista, pero tampoco pretendo mentir al lector. Y aunque suene mal lo que vaya a decir, es la pura verdad, es cruel pero es verdad y no digo que todos sean iguales, sólo la inmensa mayoría con la que nos hemos topado a lo largo de nuestras vidas...
                              

En Campanillas, un hombre ha agredido a una chiquilla de 14 años en un descampado, según declaran nuestros testigos. Este hombre, de origen islámico, ha estado rondando por este distrito de Málaga durante las mañanas para provocar la ira de las personas de esta barriada. Por lo que nos han contado, se dedica a ir en una moto plateada a juego con el casco haciendo <<gestos obscenos>> a menores de edad, así como tocar partes íntimas de las jóvenes y adultas de esta localidad.
La situación que ha pasado esta chica, cuyo nombre no vamos a revelar por derecho de privacidad, ha sido impactante para nuestros oídos. Según nos dice la agredida, un hombre en un seat negro le agredió  cerca de un descampado (hace un mes) yendo para la casa de su amiga.

                             
                  

Pero esto no acaba aquí, hay dos delincuentes acechando contra la gente de Campanillas, quien sabe si puede ser la misma persona pero...¿y la policía?
La única respuesta que se puede dar es: pasotismo. Ante estas situaciones la policía pasa mirando sin hacer nada.
Un ejemplo de su trabajo (no decimos todos, sino algunos) en el parque; en un parque donde los jóvenes menores de edad van de borrachera y botellón, fumando drogas y demás, se acerca la policía a una pareja situada en los columpios y, aunque su alrededor era nefasto y descontrolado, los policías se acercaron a la pareja para reñirles sobre el mal uso de los columpios en vez de sancionar a los que verdaderamente estaban incumpliendo la ley.
Siendo así la policía, los delincuentes aprovechan esta falta de actuación para hacer de las calles un núcleo de la inseguridad.

                                  
Con estos ejemplos mostramos a lo que hemos llegado.

Abordando el tema de los agresores  anteriormente dichos, hay una cosa que me gustaría aclarar, no pretendo refusar de este tipo de personas ni de su origen (ya que todos estos vienen a España por cercanía entre continente), pero tampoco pretendo que estas personas (así como otras) impongan sus hábitos en otro país sin respetar precisamente las costumbres del país que les ha acogido, eso debe acabar, o respetan o se van, que cada país ya tiene sus problemas para tener que añadirles más.
 
O se nos respeta o a sus países vuelvan
O se nos respeta o se le vetan
                  

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